domingo, 24 de abril de 2011

Jardinería en tierra y cultivos hidropónicos

Con tal de que las raíces cuenten con aire, agua y nutrientes, nuestra querida planta de cannabis es asombrosamente flexible en lo que se refiere al método concreto de cultivo. Todos los sistemas que funcionan cubren estas necesidades, pero de formas distintas.
La diferencia entre el cultivo en tierra y el hidropónico es más una cuestión de grado que una diferencia de blanco o negro. En un extremo, tenemos una planta que crece de forma natural en la ladera de una colina; en el otro, un sistema aeropónico sin medio de cultivo. Todo lo demás se encuentra en medio de los dos.

Los nutrientes son suministrados en una solución acuosa (basada en agua). Aunque los nutrientes se añadan directamente en forma sólida (como al espolvorearlos sobre el medio de cultivo), el agua actúa como agente de transmisión para las raíces. Las plantas han de tener algún tipo de humedad disponible, y la forma de acceso a esta humedad varía de sistema a sistema. Las distintas maneras de hacer que la humedad esté disponible para las raíces de las plantas son: un medio que empape, como la tierra o la lana de roca; el contacto directo, como ocurre en los entornos NFT o DWC; o la nebulización que se produce en los equipos aeropónicos.

El aire es otro requisito de las raíces y, nuevamente, el método exacto depende de la técnica empleada. Los cultivadores que usan tierra, dejan que ésta se seque ligeramente, y evitan que el medio se mantenga muy húmedo durante demasiado tiempo. Los sistemas hidropónicos permiten que las raíces respiren por este mismo método, o añadiendo aire a la solución nutriente. Las bombas de aire y las piedras de aire constituyen un método bastante popular para airear la solución nutriente.

El sistema de raíces debe tener acceso tanto al aire como al agua. De manera similar a la garganta en los seres humanos, demasiada agua y poco aire causa ahogo; demasiado aire y poca agua provoca deshidratación. En ambos casos, una deshidratación leve es una experiencia menos traumática que un ligero ahogamiento. Al ajustar la frecuencia de riego, es mejor pasarse de sequedad que de encharcamiento.

Tierra

Una planta que crece de forma natural en el suelo y recibe los recursos de su entorno sin
que intervenga el ser humano se traduce en un cultivo en “tierra” al máximo. Las necesidades de luz, aire, nutrientes y agua se cubren de manera natural, o la planta muere. Una de las ventajas de la intervención humana es que, en caso de que uno de los requisitos no se cumpla naturalmente, puede añadirse al sistema, lo cual aumenta en gran medida la gama de lugares posibles de plantación.

Un jardín bien atendido que crece al aire libre se beneficia de los nutrientes adicionales, así como de la retirada de plantas competidoras y una frecuencia regular de riego. Cuando los nutrientes iniciales se consumen, han de reponerse, ya que el sistema no genera nutrientes a menos que se pongan los medios para ello, ya sea con el compostaje o el abonado.

Las plantas de exterior en contenedores se benefician de un entorno más controlado, pero tienen una mayor dependencia de la intervención humana para sobrevivir.

Cuando se pasan a interior plantas que crecen de forma natural al aire libre, hay quienes las cogen con un poco de tierra. Cultivar plantas en macetas con tierra es un método tradicional muy común. Esto tiene sus beneficios: neutraliza los desequilibrios, tiene una estructura de soporte muy natural para las raíces, y es un medio que resulta familiar para muchos cultivadores. Por lo general, esto se considera un cultivo en tierra, pero cuando los nutrientes del medio se han agotado, funciona de manera muy parecida a un cultivo hidropónico. A medida que el sistema radicular de la planta sustituye al medio de cultivo en el espacio disponible, ajustar la forma de riego a un esquema considerado más hidropónico puede mitigar parte de los efectos negativos que acarrea la masificación de raíces, aunque ha de hacerse con mucho cuidado para evitar el exceso o la falta de riego.

Jardinería hidropónica

¿Pasiva? ¿Activa? ¿Película nutriente? ¿En agua? ¿Aero? Una vez que se entienden los principios básicos, hay una cantidad abrumadora de formas de aplicarlos.

Existen muchas variaciones de cada método. Cuando pienses en adquirir tu propio sistema hidropónico, ten en cuenta que el sistema debe proporcionar a las plantas tanto solución nutriente como aire. Todos los sistemas hidropónicos cubren estos requisitos de formas distintas aunque relacionadas entre sí.

Hidroponía pasiva

En un sistema hidropónico pasivo, la planta se asienta en el medio de cultivo, y el medio o una mecha está en contacto con la solución nutriente. La acción capilar lleva la solución hasta las raíces a medida que se seca. Para mantener una aireación apropiada, sólo debería usarse la cantidad de solución nutriente necesaria para un día o dos. Además, el medio debería ser muy aireado, o dejar que se seque ligeramente antes de añadir más solución.

La mayoría de los sistemas regados a mano emplean una variación de este principio. A pesar de que el principio utiliza la acción capilar para llevar el agua hacia arriba, en diversas aplicaciones prácticas, se recomienda regar el medio desde arriba ocasionalmente para ayudar a lavar el medio en sí cuando se renueva la solución.

La cantidad total de agua que hay en el sistema debe sincronizarse con lo que usa la planta para evitar que el agua se quede estancada el tiempo suficiente como para que se disperse el oxígeno disuelto y empiece a volverse anaeróbico.

Éste es un método excelente para principiantes. Sólo hay que llenar una maceta con el medio de cultivo elegido, como puede ser la perlita, ponerla en un plato con paredes o una bandeja alta, y regarla a mano con una solución nutriente hidropónica según haga falta. Por lo que cuesta la perlita y un par de botes de abono, puedes probar un sistema sencillo de hidroponía pasiva sin tener que hacer un gran desembolso.

Hidroponía activa

La hidroponía activa utiliza algún tipo de fuerza mecánica. En un extremo de la balanza, está el sistema de flujo y reflujo, que introduce grandes cantidades de solución en muy poco tiempo, alternado con periodos sin acceso a la solución; y, en el otro extremo, tenemos sistemas aeropónicos que emplean una cantidad pequeña de solución nutriente de manera constante, sin que haya ninguna pausa en el ciclo de aplicación.

Aspersores: La solución nutriente se rocía desde arriba del medio de cultivo, con lo cual va empapándose hacia abajo, hasta el sistema de raíces.

Se trata de uno de los métodos más comunes, especialmente para el césped. Los aspersores rocían agua o solución nutriente sobre las plantas siguiendo la programación de los temporizadores; el agua cae en el medio, y se impregna hasta alcanzar el sistema de raíces. La aireación se logra usando agua fresca y dejando que el medio se seque parcialmente antes de volver a regar.

Los sistemas de aspersores suelen ser de desecho, lo cual quiere decir que no se recupera el sobrante, o formar parte de un sistema recirculante. Resultan baratos, pero suelen ser menos exactos que otros sistemas. Controlar la rociada puede ser algo dificultoso, además de que estos sistemas son más tendentes a regar las plantas demasiado poco o en exceso. Los difusores sueltan una buena cantidad de agua en un periodo breve. Los sistemas tradicionales de aspersores no son recomendables para hacer cultivos de interior en casa, aunque hay partes que pueden venir bien para adaptarlas a otros sistemas, como es el caso de los temporizadores.

Goteo: La solución nutriente cae gota a gota a través de emisores de bajo volumen durante un periodo de tiempo más largo que cuando se trata de aspersores.

En los sistemas de goteo, un temporizador controla el bombeo desde el depósito hasta los emisores de goteo bajo presión, o el agua es bombeada hasta un depósito elevado, y la gravedad proporciona la presión. El sistema puede ser de desecho, o formar parte de un montaje recirculante. Lo que se intenta es hacer llegar la solución nutriente en cantidades pequeñas durante una duración determinada. La aireación está regulada por el medio que se utiliza, así como por lo que se permite al medio que se seque entre las aplicaciones de solución nutriente, y por la cantidad de aire que se añade a la solución. Los sistemas de goteo son muy populares; no sólo para cultivar marihuana, sino para la jardinería doméstica en general.

Técnica de película nutriente (NFT, Nutrient Film Technique): Un volumen pequeño de solución nutriente se aplica continuamente a las raíces.

Los sistemas de película nutriente funcionan en gran medida como un goteo continuo. Las raíces están expuestas constantemente a una fina película de solución nutriente aireada, o a una alfombrilla que empapa de solución de forma ininterrumpida. Las necesidades de aireación se cubren mediante el uso de una solución aireada, y por las raíces que quedan expuestas por encima de la película o la alfombrilla.

Flujo y reflujo: Las raíces se inundan con solución nutriente, la cual se retira para permitir la respiración.

Los sistemas de flujo y reflujo cuentan con un temporizador para controlar el bombeo de solución nutriente con presión hasta las plantas, y el posterior retroceso o drenaje de la solución nutriente de vuelta al tanque de nutrientes. Provocan una inundación en muy poco tiempo si se compara con otros sistemas. Una solución bien aireada ayudará a neutralizar los pequeños excesos de riego.

Cultivo en agua: (DWC, Deep Water Culture): La parte baja del sistema de raíces tiene acceso constantemente a un gran volumen de solución nutriente aireada.

Un sistema DWC puede ser tan simple como añadir un canal de aire a la solución nutriente para que ésta se airee. Debido a que la solución no está estancada, y se reintroduce aire, estos sistemas pueden albergar más solución nutriente que los sistemas pasivos. Estos sistemas sencillos se llaman a veces “burbujeadores”. La planta está suspendida sobre la solución nutriente, y se permite que las raíces cuelguen hasta el fondo. Como la base de las raíces se mantiene sumergida, ha de tenerse cuidado para que la porción superior de las raíces tenga acceso al aire, y la solución nutriente debe estar siempre bien aireada. Hay cierto debate sobre lo bien aireada que está la solución nutriente, ya que los sistemas aeropónicos son en el extremo de las soluciones nutrientes aireadas.

Aeroponía: Pequeñas partículas de solución líquida se aplican continuamente a las raíces sueltas.

Los sistemas aeropónicos usan los mismos principios básicos que el DWC, pero en vez de añadir aire a la solución, pulverizan la solución nutriente en el aire y sobre las raíces.

Al considerar qué sistema es el mejor para una situación determinada, revisa todas las opciones disponibles. La tierra es común, pero tiende a sufrir más problemas de insectos. El riego a mano funciona bien para unas pocas plantas, pero puede convertirse en una tarea ardua si hay que atender un número grande de plantas. Los sistemas prefabricados son más caros, pero los sistemas caseros tienden a requerir más creatividad y comprensión de los principios involucrados. Los sistemas aeropónicos producen unas bonitas raíces, pero precisan un uso eléctrico constante, y tienen poca tolerancia en caso de apagón. Lo que funciona mejor en cierta situación puede no ser tan adecuado en otra. Descubre qué es lo que te funciona mejor en tu situación, y aprende a sacarle el máximo partido.

La tierra es un medio muy apropiado para empezar, y permite desarrollar habilidades que resultan útiles cuando se prueba la hidroponía. Si lo prefieres, cultiva en tierra, pero la hidroponía no tiene que ser complicada o cara. Un sistema hidropónico pasivo es similar a cultivar en tierra, y puede ayudarte a aprender cómo se manejan las necesidades hidropónicas de riego y nutrición. No dejes que el coste te frene si quieres probar con una bolsa de medio hidropónico de cultivo y algunos nutrientes hidropónicos en una maceta regada a mano. Así sabrás si te gusta. Consigue una bomba de aire y/o una bomba de agua, y podrás convertir un sistema pasivo en uno activo. Infórmate, sigue aprendiendo y disfruta de cosechas abundantes.

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